Friday, March 9, 2012

La Divina Misericordia

ANTECEDENTES

Una devoción especial se comenzó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca en 1930 Santa Faustina. El mensaje no es nada nuevo, pero nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la tradición: que Dios es misericordioso y que perdona y que nosotros también debemos ser misericordiosos y debemos perdonar. Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a un entendimiento más profundo sobre el Amor ilimitado de Dios y la disponibilidad de este Amor a todos especialmente a los más pecadores.

MENSAJE

El mensaje de Misericordia es que Dios nos Ama – a todos- no importa cuan grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de Su Gozo. Es un mensaje que podemos recordar tan fácilmente como un ABC.

A  Pide su Misericordia. Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante, arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que derrame Su Misericordia sobre nosotros y sobre el mundo entero.

B  Sé misericordioso – Dios quiere que recibamos Su Misericordia y que por medio de nosotros se derrame sobre los demás.

C  Confía completamente en Jesús – Dios nos deja saber que las gracias de su Misericordia dependen de nuestra confianza. Mientras más confiemos en Jesús, más recibiremos.
 

El único día con doble indulgencia

El día de la Fiesta de la Divina Misericordia es el único día del año con doble indulgencia plenaria.

Indulgencia plenaria establecida por Juan Pablo II
Indulgencia establecida por Jesús


Diario de Santa Faustina

Quiero que esta imagen sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua (49) Ese día los sacerdotes han de hablar sobre Mi misericordia infinita (570). Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramaré un océano de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. Que ningún alma tema acercarse a Mí (699).



QUE DEBEMOS DAR A CAMBIO

Nuestro Señor le habla estrictamente de esto a Santa Faustina:

Exijo de ti obras de Misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. (Diario 742).

Así como lo mandan los evangelios "Sean Misericordiosos así como su Padre en el Cielo es Misericordioso, " piden que seamos misericordiosos con nuestro prójimo "siempre y en todo lugar" parece imposible de cumplir pero el Señor asegura que es posible. " Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas. " (Diario 1074)

¿Cómo irradiamos la Misericordia de Dios a nuestro prójimo? Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones. "En estas tres formas" Él le dice a Sor Faustina " está contenida la plenitud de la misericordia" (Diario 742) Todos hemos sido llamados a practicar estas tres formas de misericordia, pero no todos somos llamados de la misma manera. Tenemos que preguntarle al Señor, quien comprende nuestras personalidades individuales y nuestra situación, que nos ayude a reconocer las diversas formas con que podemos poner en práctica Su Misericordia en nuestras vidas diarias.

Pidiendo la Misericordia de nuestro Señor, confiando en su Misericordia, y viviendo como personas misericordiosas nos podemos asegurar que nunca escucharemos decir "Sus corazones están lejos de mí" sino más bien la hermosa promesa de " Bienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrán Misericordia".


OBRAS DE MISERICORDIA

Espirituales

Corporales


OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES

1. Aconsejar a los desorientados
Jesús nos dice: "si un ciego guía a otro los dos caerán en un pozo" (Mt. 15:14). Hay muchos desorientados cerca nuestro. Pero difícilmente podríamos mostrarles el camino, si no hay luz dentro nuestro. El consejo que corresponde dar no es sólo la palabra. Es el testimonio de una vida limpia y entregada. Es la luz de vivir en la verdad, con todo lo que eso cuesta. Y también con la palabra. Hay verbos que indican esto: aclarar (hacer claro); iluminar (dar luz). Aclaremos e iluminemos cuando es preciso, para que el prójimo pueda adquirir libertad espiritual.

2. Instruir a los ignorantes
Jesús nos dice: "el que cumpla y enseñe los mandamientos será grande en el Reino de los cielos" (Mt. 5:19). La ignorancia verdadera es un atenuante moral. Pero, tristemente, hay algunos que desean mantenerse en la ignorancia para no asumir sus compromisos. Es una ignorancia "afectada". Y es preciso instruirlos. La Iglesia manda que los pastores dediquen sus mejores esfuerzos a instruir a los fieles. Los demás cristianos colaboran en esta tarea misericordiosa. ¿Quién conoce el Evangelio y vive de Jesús perfectamente?. Los santos nos dieron ejemplo, ansiando salir de su ignorancia. Aprendamos de Santa Faustina que siendo casi analfabeta escribió cosas sublimes sobre la unión mística con Dios.

3. Corregir a los que se equivocan
Ha sido normal de la vida en la Iglesia que los errores deben corregirse apenas detectados. Eso proviene de la norma evangélica (Mt. 18:15) que si un hermano peca hay que corregirlo inmediatamente. Incluso S. Pablo explica cómo debe hacerse la corrección: "corregir con espíritu de mansedumbre el que corrige como sujeto pecador también y con la realidad de la tentación a la puerta (Gal. 61).

La corrección debe ser fruto del Espíritu Santo, por consiguiente, humilde. Pero no se debe dejar pasar por alto, lo exige una misericordia bien comprendida.

4. Consolar a los afligidos
Jesús dice: "Felices los afligidos porque Dios los consolará" (Mt. 5:5). Hay consuelo de Dios, que El hace por medio del Espíritu Santo directamente en nuestro corazón. Pero, además, Dios se vale de nosotros para consolar a los demás. No se trata de decir a la gente: no llores, sino de buscar las palabras de la Escritura que mejor sirven para cada situación. Lo mejor es acostumbrase a rezar, meditar y repetir los salmos en ellos encontramos el mejor consuelo para dar.

5. Sostener de buen grado a los que están a nuestro cargo


   S. Pablo decía a los cristianos de Efeso con mucha humildad mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor (Ef 4:2). A veces nos cuesta comprender que las dificultades de la ancianidad o la enfermedad deterioran a los seres queridos y que ya no reaccionan como quisiéramos. La relación se hace difícil. Es un momento de elevar nuestra vida de unión a Dios, pues sin la Gracia del Espíritu Santo no podremos ser misericordiosos con los que nos necesitan.

6. Perdonar las injurias

Esta obra de misericordia es la más costosa. Tanto que Pedro preguntó a Jesús cuantas veces debería perdonar al que lo ofendiese. La respuesta de Jesús "setenta veces siete" (Mt. 18:21-22) significa sencillamente "siempre". Lo que Jesús pide parece un imposible: "Yo les digo: amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores" (Mt. 5:44). Poco a poco el Espíritu Santo nos permitirá ir realizando este ideal de santidad, como lo hizo en Santa Faustina.

7. Rogar a Dios por todos los vivos y difuntos

Esta obra trata de un aspecto de la vida del cristiano que solemos descuidar: la oración de intercesión. Intercesión viene del verbo "interceder" y quiere decir que pedimos nosotros lo que otros no se atreven o no merecen. Es un acto de caridad especial que va constituyendo el tejido íntimo de la Iglesia. S. Pablo decía a una comunidad: "oramos y pedimos sin cesar por ustedes" (Col. 1:3-9; Hechos 8:15). Conviene acostumbrarse a orar incesantemente por nuestros parientes más cercanos, y no sólo por los vivos, sino también por los difuntos. Santa Faustina intercedía constantemente por los pecadores, los moribundos y las almas del purgatorio.

Obras de misericordia corporales

1. Dar de comer al hambriento
Pertenece al núcleo del Evangelio. Es una exigencia para todos los cristianos. Supone que se conozcan mínimamente las necesidades de un pueblo. La comida es esencial para la supervivencia humana. En esta obra, la misericordia se manifiesta en el alimento corporal dado al que lo necesita. Nuestra devoción nos conduce a este tipo de caridad, no sólo en circunstancias extremas, sino en cualquier momento y a otra gente, incluso alejada.

2. Dar de beber al sediento
Se trata de la sed corporal, e. d., de la necesidad de bebida y líquidos para evitar la deshidratación. No es un añadido a la primera obra, pues el cuerpo humano está compuesto en un 70% de agua. Esta obra no se refiere a una actitud individual, sino tiene marcada incidencia social. Evitar derroche de agua, promover le descubrimiento de agua pura en zonas difíciles, contribuir a los gastos de saneamiento e higiene de lugares que carecen de aguay y son focos de infección o enfermedad. Jesús se identificaba con el sediento, el que no tiene agua y el que enfermó por beber aguas dañadas o lavarse con aguas sucias.

3. Vestir al desnudo
Hay gente que paga sumas importantes por trajes de baño minúsculos hechos para realizar la desnudez. Esa falta de pudor no anula que hay millones que carecen de ropa en zonas cálidas y frías. Si pensamos en el costo de unas zapatillas comprenderemos que millares de campesinos de América Latina y otras partes del mundo, nunca en su vida podrán adquirirlas. La misericordia nos llama a salir al encuentro de esa necesidad, desprendiéndonos de la ropa superflua y los calzados no usados que duermen en los armarios durante años. Los dirigentes tendrán que aceptar que el trabajo es más importante que el capital y merece una paga más justa. Mientras llega la hora de una justicia mejor, los católicos no podemos cruzarnos de brazos. Hay hermanos que mueren de frío.

4. Visitar enfermos y presos
En el enfermo se manifiesta con claridad la vulnerabilidad de la existencia humana. Es un necesitado, no sólo de cuidado sanitario, sino de afecto, consuelo, elevación espiritual. La enfermedad produce consecuencias que nos asombran, incluso en personas conocidas. Cristo mismo estuvo gravemente enfermo durante el Viernes Santo. Su tortura por parte de los soldados,  la traición y el abandono de los suyos también vulneraron su cuerpo humano. Y si bien su voluntad permaneció unida a la de su Padre, su cuerpo experimentó el dolor que acompaña a la enfermedad; pero, además, Jesús estuvo preso en ese Viernes Santo y, por consiguiente, sin posibilidad de ser ayudado por quienes hubiesen hecho lo posible para hacerle menos penosa su situación.

Esta obra de misericordia reconoce estas situaciones de Jesús y nos manda visitar; nada más. No consiste en ir a dar consejos, ni averiguar qué mal se halla una persona, no curiosear, ni echar en cara, o criticar. Sólo visitar en actitud de hermano frágil y vulnerable como el que recibe la visita. Las condiciones de la visita son: humildad y amor de Dios, comprensión y generosidad interior.

5. Dar albergue al peregrino
Esta obra parece retrotraernos a la Edad media y nos hace imaginar el "camino de Santiago de Compostela" o de las famosas peregrinaciones a Tours, o en época actual las peregrinación a la Basílica de la Virgen de Guadalupe. Tiene, con todo, un aspecto moderno; las peregrinaciones no han terminado. No se hacen ya como antes, pero siguen existiendo y pertenecen al mundo religioso de los que buscan a Dios y lo adoran. Albergar al peregrino hoy es un llamado a los que viven en las ciudades sedes de santuarios para que ayuden como puedan a los que llegan buscando la misericordia de Dios. Poner a disposición sanitarios, bebidas, remedios y lugar de descanso puede ser una manera de recibir al peregrino, que es Cristo.

6. Redimir al cautivo
Esta obra parece que pasó de moda. Sin embargo, además de los rehenes por motivos políticos, existen hoy esclavos y hay que redimir de nuevas esclavitudes que amenazan a la humanidad. Un ejemplo es la selección de temas que organiza la TV para dirigir la atención; la manipulación política, la violencia, la drogadicción, la extorsión, la corrupción, los negociados, los privilegios innecesarios, el internet con todas sus adiciones. Los cristianos queremos marcar la diferencia en una sociedad cuyo principal interés parece el éxito económico y la diversión.

7. Sepultar a los muertos
Esta obra también parece arcaica. Pero, los devotos de Jesús Misericordioso nos esmeramos en preparar las tumbas de los difuntos para las visitas de oración al cementerio. Proponemos tres visitas:
1)en la mañana de la Pascua para los que participaron en la Vigilia Pascual que comienza en las últimas horas del Sábado Santo;

2) en el día del aniversario del fallecido, que es como el nacimiento para el Cielo;

3) alrededor del 2 de noviembre que es la conmemoración de los fieles difuntos.

Para eso, preparamos las tumbas con amor, poniendo flores frescas, limpiando e incluso colocando carteles con una oración para que recen los parientes.

"¡Cuánta necesidad tiene el mundo de entender y aceptar la Divina Misericordia!“
Juan Pablo II

    Para  el Papa Juan Pablo II, la parábola del hijo pródigo (Lucas 15,14-32) es una síntesis de la teología bíblica de la misericordia, y demuestra que la cuestión de un verdadero humanismo desemboca inevitablemente en la cuestión de Dios. En el análisis que hace Juan Pablo de esta parábola, una de las más conmovedoras del Nuevo Testamento, el hijo pródigo encarna al hombre corriente, abrumado por la tragedia de la condición humana que se ha perdido. Siendo fiel a su paternidad, y yendo más allá de la norma estricta de la justicia, el padre clemente devuelve al hijo descarriado la verdad sobre sí mismo, es decir, la dignidad de su condición de hijo. La auténtica misericordia no debilita ni humilla a quien la recibe, sino que lo confirma en su dignidad humana.

Porque darle tanto énfasis

¿Por que Cristo le dio énfasis en estos tiempos a una doctrina, La Divina Misericordia, que ha sido parte del patrimonio de la Fe desde el principio, así como pedir una nueva expresión devocional y litúrgica de ella? En las revelaciones de Sor Faustina Jesús responde esta pregunta, conectándola a otra doctrina, a la que también se le da poca importancia, esta es la de la Segunda Venida. En los Evangelios el Señor nos muestra como su primera venida fue en humildad, como un Servidor, para liberar al mundo del pecado. Sin embargo, Él promete regresar en gloria a juzgar al mundo en el amor, como claramente lo dice en su discurso del Reino en los capítulos 13 y 25 de Mateo. Entre estas dos venidas tenemos el final de los tiempos o la era de la Iglesia, en la que la Iglesia ministra le reconciliación hasta el gran y terrible Día del Señor, el día de la Justicia Divina. Todo católico debe estar familiarizado con las enseñanzas de la Iglesia con respecto a este tema, contenido en los párrafos 668 y 679 del Catecismo de la Iglesia Católica. Solo en el contexto de una revelación pública como es enseñado por el Magisterio podemos situar las palabras de la revelación privada dada a Sor Faustina. "Prepararás al mundo para Mí última venida." (Diario 429)

"Habla al mundo de mi Misericordia….Es señal de los últimos tiempos después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia." (Diario 848)

"Habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia." (Diario 965)

"Estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita." (Diario 1160)

Antes del Día de la justicia envío el día de la misericordia". (Diario 1588)

"Quien no quiera pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia". (Diario 1146)

Palabras de la Santísima Virgen

Además de estas palabras de Nuestro Señor la hermana Faustina nos da las palabras de la Madre de Misericordia, la Santísima Virgen María.

"Tu debes hablar al mundo de su gran misericordia y preparar al mundo para su segunda venida. Él vendrá, no como una Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh que terrible es ese día. Establecido está ya es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante este día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea aún el tiempo para conceder la misericordia." (Diario 635)

Está claro, que, como en el mensaje de Fátima, la urgencia aquí es la urgencia del Evangelio, "arrepiéntanse y crean". El tiempo exacto es del Señor. Sin embargo, es también claro que hemos alcanzado una etapa crítica de los últimos tiempos que comenzaron con el nacimiento de la Iglesia. Por esto el Papa Juan Pablo II se refirió a "una función especial" asignada a él por Dios "en la presente situación del hombre, la Iglesia y del mundo" en la consagración de 1981 del Santuario del Amor Misericordioso en Collevalenza, Italia. En su encíclica sobre el Padre, él nos urge a "implorar la Misericordia de Dios para la humanidad en estos tiempos de la historia…para suplicar por ella en estos tiempos difíciles y críticos de la historia de la Iglesia y del mundo mientras nos acercamos al final del segundo milenio." (Eníclica Rico en Misericordia 15)

La hora de la misericordia las tres de la tarde

Oraciones de la Coronilla a la Divina Misericordia.

"Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas, y el océano de Misericordia se abrió por todo el mundo. O fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros." "Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Vos confío."


Según el diario de Santa María Faustina
Kowalska.

"Yo te recuerdo hija mía que tan pronto como suene el reloj a las tres de la tarde, te sumerjas completamente en mi Misericordia, adorándola y glorificándola; invoca su omnipotencia para todo el mundo, y particularmente para los pobres pecadores; porque en ese momento la Misericordia se abrió ampliamente para cada alma."

"A la hora de las tres imploren Mi misericordia, especialmente por los pecadores; y aunque sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en MI desamparo en momento de agonía. Esta es la hora de gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar dentro de Mi tristeza mortal. En esta hora, no le rehusare nada al alma que me lo pida por los méritos de Mi Pasión."

Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del

Padre Nuestro) decir:

"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."

3. En las cuentas pequeñas del Ave María:

"Por  Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."


4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite

Tres veces:

"Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero
.“

5. Jaculatoria final:

“Oh sangre y agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de

Misericordia para nosotros, en Vos confío.


Se puede concluir la corona con el rezo de la Salve.

 
Según el diario de Santa María Faustina Kowalska
"Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado... Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia." "Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y el, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador.“


Dios les bendiga y no olviden que en el unico que podemos confiar plenamente con la confianza en que no nos va a fallar es Dios. Solo veamos su imagen y digamos "Jesus en ti confio"

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